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Sestear pálido y absorto
Sestear
pálido y absorto
junto al muro ardiente de un huerto;
escuchar entre espinos y zarzas
chasquidos de mirlos, susurros de víboras.
En las grietas del suelo o en la algarroba
espiar las filas de rojas hormigas
que se rompen o se entrecruzan
en la cima de minúsculas parvas.
Observar entre ramajes el palpitar
lejano de escamas de mar
mientras se elevan trémulos chillidos
de cigarras desde calvos montes.
Y caminando bajo el sol que deslumbra
sentir con triste maravilla
como es la vida entera y su penuria
en este andar bordeando una muralla
que encima tiene trozos filosos de botella.
(Eugenio Montale, Ossi di seppia;
"Meriggiare pallido e assorto"
Traducción
par F. Ferrer Lerin;
Alberto Corazón Editor, Madrid, España)
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